A menudo, la televisión causa estupor cuando es difícil saber el CÓMO y el PORQUÉ de un QUÉ, llegado desde una realidad remota. El estupor. Violencia, idiotez, locura, pobreza… Estupor: qué palabra tan fea… A mi fantasma particular le ocurre lo mismo:
-Es un escándalo. Pero ¿cómo es posible que alguien haya podido idear tanta estupidez?
-Es verdad, Milli. Las leyes de los pueblos deberían ser sagradas y nadie debería vulnerar el trabajo de sus representantes…
-Esos cuerpos de tipos supermusculosos, esos gestos arrogantes… Esas mujeres de piernas perfectas, pechos perfectos, ojos perfectos… ¡Cuánta falsedad…!
– … que han sido legítimamente elegidos… No tiene nombre, es un crimen contra la democracia…
-¿No ves que son ridículas esas miradas de hombres que se creen seductores, sonriendo como tarados…? Y las tías tontas cayendo como gorriones en sus brazos, solo porque el musculitos parece que huele bien y viste una pajarita en el cuello…
– … Es un pésimo precedente, confío en que a todos esos energúmenos les caiga el peso de la ley…
– …Admito que son bonitos los colores; me gusta la fantasía de los salones, los cielos con el arco iris en medio …
– … aunque sea gente engañada, pobre y con cabeza llena de mentiras de internet…
– … Reconozco que todo el mundo tiene derecho a imitar a los dioses, a imaginarse que está en esos paraísos… Que yo creo que son falsos, la verdad…
-Milli, ¿de qué me hablas…?
-¿De qué va a ser? De lo más estúpido que he visto en mi vida: los anuncios de colonias. Hay solo una cosa más ridícula que un anuncio de colonia: dos anuncios de colonias.
-Milli, mi estupor viene del asalto al Capitolio en Washigton. Eso sí que es grave.
-Ah… ¿Tú te refieres a lo de esa gente que chilla detrás de uno que se parece a un primo mío con cuernos de búfalo y piel de oso?
-Sí. A eso…
-Bah… Es un altercado sin importancia. Ojalá me hubiera reencarnado en unos de esos guerreros y no en ti, que te dan igual los anuncios de colonias…
– … Todo viene de lo mismo…